
Siempre que me fijo en la cara de la gente, me percato que miran a un muerto, que miran su pena, que miran algo escupible, pisoteable, cagable. Nunca me he sentido mirado como se miran entre ellos, se observan lento y mientras se miran en sus cabezas imaginan un hermoso atardecer en la playa, juntos, mirando el tiempo pasar, mirándose ellos mismo, mientras se miran se imaginan mirando sus propias miradas. Por el contrario, cuando me miran, dentro de ellos, imaginan la violación de su madre con ellos de espectadores, o a ellos mismos parados frente a un precipicio, del cual saben, van a caer.
Cuando los miro me los imagino dentro de mi mente, sonriendo, viviendo mis propios pensamientos, disfrutando mis felicidades, pero me encanta imaginarlos sufriendo aquellos recuerdos tormentosos, llorando mi muerte, sufriendo el mismo destino que yo.
Quisiera que cuando me miraran me imaginaran dentro de ellos, viviéndolos, sonriéndolos, llorándolos, matándolos, tal y como ellos me mataron.